Así es como podríamos definir a esta maravillosa explotación agrícola. Pero es mucho más que una explotación agrícola o un vergel, es un auténtico lugar para encontrarte con tus raíces, para poner los pies en la tierra, para mirar a lo más moderno que es lo más antiguo. Hablamos de” Sancha-Pérez, Bodega-Almazara”.
Sancha-Pérez es el sueño hecho realidad de Ramón, persona inquieta, emprendedora, enamorada de la tierra y de su tierra especialmente. Se trata de una explotación ecológica centrada en el cultivo de variedades autóctonas de la vid y el olivo, y su puesta en valor a través del vino y el aceite que ellos mismos transforman. Pero además viene a ser un aula de naturaleza, pues si la visitas, Ramón y sus colaboradores no sólo están interesados en que adquieras sus productos, si no que te empapes de la cultura que hay detrás de ellos. La pasión que ponen en ello bien merece la visita.
Además de vid y olivo en la finca te vas a encontrar con una enorme biodiversidad: cipreses, acebuches, árboles frutales, chopos, plantas autóctonas (lavanda, romero, mirto, palmito, etc.). Si quieres aprovechar el viaje te lo tienes que tomar como que vas a echar un rato en el campo. Dispone de un amplio aparcamiento en la puerta por lo que no hay problema para aparcar.
Otra actividad curiosa que se puede practicar es que acercándonos al verano los frutales están en pleno apogeo y podremos disfrutar de la experiencia de recolectarlos directamente del árbol. De esta actividad no te puedo dar más información en cuanto a su accesibilidad pues visité la explitación una vez pasada la época de recolección.
El plato fuerte es la visita a la bodega-almazara propiamente dicha. Para acceder a la bodega lo hacemos por la parte lateral de la nave, nos abren una de las hojas del portalón y accedemos sin ninguna dificultad, el acceso es sin ningún escalón. Desde aquí podemos acceder además una la pequeña sala de catas, muy luminosa y con mucho encanto. Desde aquí también podremos acceder a un cuarto de baño accesible (no adaptado), es muy espacioso pero no cuenta con barras de apoyo y es utlizado por el personal de la bodega y también a modo de pequeño almacén. No obstante, para una emergencia te apañas. Podrás disfrutar de una explicación de como manipulan la uva y el proceso de transformación en vino, todo ello teniendo en cuenta que la producción es ecológica y que la bodega siempre intenta innovar con las mezclas de uvas y los procesos de fabricación. Las visitas guiadas son gratuitas, consultar horarios.
En la sala de catas también tienes una exposición de los productos que puedes adquirir. Os aconsejo especialmente en aceite, que además de ser ecológico tiene un sabor excepcional. Me “pegué una pechá” de aceite en crudo y pan que no os la podéis imaginar. También logicamente tienen vinos tintos y blancos, e intentan también promover con ello la cultura de la “cocina kilómetro cero”, es decir consumir productos autóctonos que es una forma de apoyar la sostenibilidad, el medio ambiente y favorecer la economía y el empleo local.
Ramón te dará explicaciones lógicas para muchas dudas que se te planteen, por ejemplo me llamó la atención que hubiera muchos cañaverales en la finca, y me explicó que es para proteger a los cultivos de los intensos vientos que azotan la zona, pues las cañas hacen las veces de un muro natural que las protege. Cuestiones como estas y la cercanía del personal son las que hacen que la visita a esta explotación familiar sea una auténtica experiencia.
En la bodega se pueden organizar eventos y puedes tener degustación de algunos productos locales, chicharrones, chacinas, etc., concertándolo previamente.
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